Un dato curioso es que según algunos especialistas en nutricion el feto puede experimentar
los sabores que come la madre a mediante la leche materna. De esta forma si la
madre no come pescado porque no le gusta, al niño tampoco adquirirá ese hábito y
cuando crezca probablemente no comerá este tipo de alimentos. Por eso es recomendable que la madre
gestante y lactante tome pescado, de modo que aumente la capacidad del niño de
aceptar esos sabores.
La dieta mediterránea es uno de los modelos de alimentación que más
importancia conceden al pescado, y que más variedad incluyen en su preparación y
en la gama de productos. Tanto los niños como los adultos deben incluir en su dieta el pescado por los innumerables beneficios que aporta.
En primer lugar el pescado contiene ácidos grasos poliinsaturados
Omega-3. Se trata de unas grasas que ayudan a las estructuras neuronales junto
con el fósforo, otro componente vitamínico muy importante en los frutos de mar,
ambos idóneos durante el período de crecimiento.
Además, para el desarrollo del sistema nervioso del bebé, así como el
congnitivo y visual es esencial la grasa del pescado que pasa a la leche de la
madre aportando un ácido graso que tiene infinidad de efectos positivos.
Junto a todas estas aportaciones beneficiosas para la salud, el pescado
ofrece importantes proteínas, yodo, calcio, fósforo y vitaminas B, D y E entre
otras. Además, cuando el niño alcance la madurez gozará de importantes efectos
protectores sobre el corazón.
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